Por qué ver cuadros mejora la salud mental
Semir Zeki, uno de los padres de la neurociencia visual e investigador de la University College London, analizó con escáneres cerebrales las reacciones de varias personas al ver diferentes cuadros. El estudio descubrió que, al mirar una pintura que nos gusta, el cerebro reacciona de forma parecida a cuando estamos enamorados. Fue la demostración empírica de algo que los artistas intuían desde hace siglos: el arte provoca una reacción directa de bienestar en nuestro cerebro.
En los últimos 20 años, miles de investigaciones científicas similares han demostrado los beneficios de ver arte para la salud mental y física: disminuye el estrés, reduce el mal humor y los sentimientos de angustia, mejora los síntomas de la depresión, relaja en situaciones de especial ansiedad y previene problemas neurodegenerativos. La Organización Mundial de la Salud ha reunido en un informe más de 3.000 estudios que demuestran esta relación entre arte y salud. En él instan a los estados miembros de la ONU a introducir el arte como tratamiento en sus sistemas públicos de salud. Además, en varios lugares del mundo ya hay médicos que recetan cuadros para tratar ciertas enfermedades o problemas de salud mental. En algunos casos directamente regalan a sus pacientes entradas a museos.
Una vez que la ciencia ha demostrado los beneficios que ver pinturas tiene para la salud, el reto que tenemos ahora por delante es encontrar la mejor manera de hacérselos llegar al público. A eso he dedicado mi trabajo durante los últimos años. Primero busqué cuáles son los elementos visuales concretos de un cuadro que más influyen en nuestro cerebro. A continuación, usando mis conocimientos y experiencia sobre Historia del Arte, estudié cómo observarlos correctamente para potenciar sus efectos beneficiosos y qué tipo de obras son más adecuadas. De esta forma, sabiendo lo que debemos mirar en cada obra de arte, podemos trabajar sobre diferentes habilidades de la mente y abordar emociones concretas. Hay cuadros que aumentan nuestra capacidad de atención, otros nos relajan. Algunas obras nos incitan a la acción, otras a profundizar en emociones dolorosas. Si sabes qué pintura mirar y cómo mirarla, la obra puede ayudarte a reequilibrar tu estado de ánimo y guiarte para salir de un bache.
El arte es un excelente refuerzo para cualquier tipo de terapia psicológica porque te permite entender mejor los conceptos que se trabajan en esos tratamientos de salud mental. La razón es muy simple: los cuadros expresan emociones y sentimientos que no somos capaces de comunicar verbalmente. Como dijo el pintor Edward Hopper, “si pudieras decirlo con palabras, no habría ninguna razón para pintar”.
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